viernes, 3 de diciembre de 2010

De Ochomiles, de reality show de las alturas y de ayudas que devalúan

La challenge es un clásico del himalayismo devaluado con el paso de los años. Al tiempo que la concluye la primera mujer, ha entrado en escena un tragicómico reality show de las alturas, que escandaliza a los puristas y deja atónica a una sociedad que aún creía en la pureza de las alturas.


Fue hace tres décadas cuando dos alpinistas excepcionales se disputaron ser el primero sobre los catorce: el italiano Reinhold Messner, que a la postre ganó la carrera en 1986, y el polaco Jerzy Kukuczka, quien los concluyó al año siguiente. Messner era un visionario del himalayismo y el Piolet de Oro, considerado el Óscar del alpinismo, que se le ha concedido la semana pasada, certifica su eterna presencia en el Olimpo de los montañeros.

Kukucka fue una fuerza de la naturaleza. Comprometió el éxito de Messner hasta el último momento, y si no terminó primero, fue por sus estrictos planteamientos: prácticamente escaló todos o en invierno o trazando nuevas rutas. En vez de los 17 años que tardó su adversario en completar la grand boucle, sólo necesito ocho.

Otra de esas escaladas, la cara sur del Lhotse en invierno, la más salvaje y comprometida que pueda imaginarse en el Himalaya, le costó la vida en 1989. Quienes les siguieron también eran notables alpinistas. Fue en los años 90 cuando entraron en el selecto club cuatro nuevos socios; el doble que la década anterior. El suizo Erhard Loretan, el mexicano Carlos Carsolio, el también polaco Krzysztof Wielicki y el español Juanito Oiarzabal.

A partir de este momento, cambió la cosa. La carrera se hizo multitudinaria y, excepto un par de hombres y las mujeres, que aún no lo han logrado, quienes consiguen esta challenge son ilustres segundones del himalayismo. Muchos se mueven antes por audiencias y patrocinios que por el desafío de subir estas montañas.

Ayudas que devalúan

Hoy la vida en las alturas es mucho más fácil gracias al ejército de sherpas que les abren el camino, instalan cuerdas fijas, montan campamentos, acarrean el peso y actúan como auténticos mayordomos de los occidentales. Lejos están aquellos tiempos en los que Eric Shipton, un alpinista histórico, tenía que escoger entre una camisa de recambio o medio kilo de arroz, a la hora de completar su equipaje para un viaje por el Himalaya de cinco o seis meses. Hoy se llega a los campamentos base en helicóptero.

Los teléfonos satelitales, traks e internet son un robusto soporte de los escaladores, permitiéndoles mantener contacto continuo con el campo base, su país y sus seres queridos. Lo mismo que la absoluta fiabilidad de los partes meteorológicos actuales. Aunque lo peor es el empleo de dos ayudas artificiales absolutamente condenables: el abuso de las cuerdas fijas y el oxígeno embotellado, que rebajan riesgo, esfuerzo y compromiso de los actuales ochomilistas.

El alemán Ralf Dujmovits, uno de los últimos en alcanzar los 14, ha propuesto dos listas de los catorceochomilistas: los que subieron sin oxígeno y los que utilizaron esta ayuda en alguna ascensión. El compañero de la austriaca Kaltenbrunner, se excluye a sí mismo de la lista buena, pues lo usó en el Everest. "Hasta que no lo suba sin oxígeno (embotellado), no será mío", ha señalado.
Nuevos planteamientos

Sólo planteamientos más innovadores pueden evitar que el desafío se convierta en moneda corriente. Los primeros pasos los ha dado Um Hong-Gil, quien después de subir los 14, ha hecho lo propio con dos ochomiles secundarios: Yalung Kang y Lhotse Shar. Antes que él, Kukuczka encadenó Broad peak Central y Annapurna Éste con sus respectivas cimas principales. Los cuatro picos son catalogados como ochomiles principales cada vez por un mayor número de alpinistas y expertos. Subir a los 14 considerados hasta ahora, más estos cuatro nuevos es uno de los retos del milenio.

Con su intento en el Yalung Kang, Juanito Oiarzabal quiso seguir este camino. De momento lo ha abandonado por el proyecto de ser el primero en subir dos veces a los catorce. Lleva 7 repeticiones, que sumadas con algunos terceros ascensos, le hacen, con 23 ochomiles, el que más veces ha pisado estas cumbres.

No es suficiente. Hacen falta ideas más audaces. Bien podrían serlo subir sin cuerdas fijas, hacerlo en solitario, en invierno, los 14 en un año, abriendo nuevas rutas en sus flancos o descendiendo con esquís o tabla de snow de todas sus cumbres. Algo, en definitiva, que ya se vivió en los Alpes cuando concluyó la Edad de Oro del alpinismo.


Ochomilistas


Veintidós
Es el número de alpinistas que han alcanzando la cumbre de los 14 ochomiles del planeta, según el registro del alemán Eberhard Jurgalski

El primero
El italiano Reinhold Messner fue el primero en culminar las 14 cumbres, entre 1970 y 1986, todas sin oxígeno

Corea del Sur
Este es el país que tiene a más alpinistas que han conseguido este récord: Young Seok Park, Hong Gil Un, Wang Yong Han y Oh Eun Sun. Pero en dicho registro consta como "cuestionada" la cima del Kangchenjunga de Miss Oh

Doce con oxígeno
De los 22 alpinistas, doce usaron oxígeno suplementario en alguna montaña Oiarzábal. Juanito Oiarzábal fue el primer español en conseguir este reto en 1999; luego le siguió el también vasco Alberto Iñurrategui, en 2002, y sin utilizar oxígeno artificial, y este año la tolosana Edurne Pasaban

Repeticiones
Oiarzábal coronó el Everest por primera vez en el año 1993 con oxígeno artificial y luego repitió esta montaña sin oxígeno. Edurne Pasaban también quiere volver a subir el Everest sin oxígeno la próxima primavera

Gerlinde Kaltenbrunner
Esta alpinista austriaca ha pisado las trece cumbres más altas del planeta sin oxígeno y en estilo alpino. Ahora sólo le queda el K-2, que prevé afrontar el próximo verano

Las cimas
Los 14 ochomiles están en Nepal, China, India y Pakistán. Son el Everest, K-2, Kangchenjunga, Lhotse, Makalu, Cho Oyu, Dhaulagiri, Manaslu, Nanga Parbat, Annapurna, Gasherbrum I y II, Broad Peak y Shisha Pangma

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